
Comencé microgimnasia hace más o menos un año y ha sido una de las mejores decisiones que he tomado últimamente. Practicar microgimnasia me ha permitido reconciliarme con mi cuerpo (hasta entonces bastante olvidado) y aprender a escucharlo más. Los dolores ocasionales de espalda han desaparecido y los dolores de cabeza se han vuelto más esporádicos. Para mí, la sesión semanal de micro es como un “reset” que lo deja todo en su sitio. Además, en este año he experimentado una mayor claridad mental y como si todo a mi alrededor si hubiese ido alineando poco a poco.